La amiga asiática de mi mujer, una zorra salvaje, visita un rapidito.Me cuero arriba de la habitación, me ilumino y miro cómo ha arrasado.Sus gemidos orgásmicos resuenan en la casa, encendiendo mis ganas.Me doy placer y luego me paseo casualmente de regreso abajo, dejándolos para continuar su revolcón.